El volumen de mayores no deja de crecer. En 2050, 1 de cada 6 personas en el mundo tendrá 65 o más años. Y aún más en Europa, pues será la edad de 1 de cada 4. Los datos son relevantes y plantean un desafío sin precedentes: que los mayores desarrollen al máximo sus aptitudes. Y es que el envejecimiento no se medirá en función de la edad cronológica, sino de la capacidad de la persona para permanecer activa.
La sociedad asocia la productividad y el rendimiento con la juventud; por el contrario, contempla la vejez como una etapa marcada por la inacción. Lo cierto es que ese enfoque tiene cada vez menos que ver con la realidad de los mayores de hoy.
El envejecimiento activo es un concepto definido por la OMS como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Permite a las personas realizar su potencial de bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital y participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, mientras que les proporciona protección, seguridad y cuidados adecuados cuando necesitan asistencia.
La tercera edad es una de las etapas más bonitas de la vida. Son los años en los que una persona debe disfrutar de su jubilación, de su familia, del ocio y el tiempo libre. Pero es verdad que no ocurre en muchos casos y que la edad cada vez más avanzada supone un problema para muchos.No hay duda de que no vamos por el buen camino. El envejecimiento se sigue considerando más como un problema que como un reto. Y la sociedad se ha de implicar en el cambio de esa visión.
Aunque es cierto que la sociedad tiene un papel fundamental en el envejecimiento activo, envejecer saludablemente sólo depende de nosotros mismos. Adoptar hábitos de vida saludables es tarea de cada uno. Esto es importante a todas las edades, pero tiene especial importancia durante el envejecimiento, ya que uno de nuestros objetivos debe ser mantener el mayor grado de autonomía e independencia posible. Para lograr estos objetivos vamos a revisar algunas recomendaciones:
– La alimentación equilibrada es uno de estos hábitos. Nuestra salud está influenciada en gran medida por lo que comemos, por lo que una nutrición adecuada es un aspecto esencial para un buen envejecimiento y el control de algunas enfermedades crónicas.
– Disminuir el consumo de tóxicos, como el tabaco o el alcohol, que aumentan el riesgo de padecer enfermedades que deterioran la salud física y mental. Los estudios clínicos concluyen que dejar de fumar antes de los 50 años disminuye el riesgo de morir por una enfermedad relacionada con el tabaco en un 50%.
– Práctica de ejercicio físico. La evidencia disponible demuestra de forma contundente que realizar ejercicio con intensidad moderada tiene importantes ventajas para la salud del mayor. Además, el ejercicio también nos ayuda a mejorar nuestra composición corporal, disminuyendo el porcentaje de grasa.
– Incremento en las actividades sociales de los mayores. Entre esas actividades está el voluntariado, una de las mejores formas de contribuir a la sociedad tras la jubilación y que contribuyen a aumentar su autoestima.
– La formación es otra de las grandes alternativas, de esas actividades que siempre hemos querido realizar pero que por diversos motivos nunca se pudo. Talleres de manualidades, de teatro, de música, de informática, de jardinería…
– Pero no solo es importante mantener el cuerpo activo, también es preciso ejercitar la mente. Los nuevos aprendizajes, aún en la edad adulta o en mayores, y una actividad mental continuada favorecen el desarrollo de nuevas conexiones neuronales. Es por esto que la estimulación cognitiva aporta numerosos beneficios al cerebro.
El aprendizaje y el desarrollo tanto cognitivo, como personal no termina a ninguna edad, continua durante toda la vida. No se trata de vivir más años, se trata de vivirlos con calidad.